top of page

“Tenía que sobrevivir”, Roberto Canessa & Pablo Vierci: Un ascenso a los infiernos


Imagen: Gandhi
 

Este libro fue realizado por el escritor Pablo Vierci, ganador de varios premios nacionales de literatura en Uruguay, en conjunto con su amigo, el hoy doctor en cardiología y sobreviviente de Los Andes, Roberto Canessa. A través de sus vivencias, heroicamente narradas, consigue reunir una valerosísima analogía acerca de lo que la ciencia y la sobrevivencia, son.


Mientras subía una gran montaña para escapar de aquel clima atroz, mediante tal descomunal esfuerzo, sin haber comido, ni lograr conciliar una pizca de sueño, la misma vida lo estaba volviendo a parir. Para él fue un segundo nacimiento, al esforzarse por salir de aquel lugar deshabitado; extremadamente frío y sin ayuda alguna. Quizá el infierno no sea fuego ni muertes, sino una agonía fría, solitaria, triste, con nadie a un costado. Algo parecido a esta historia.


Ante la adversidad se reducen las decisiones: morir o seguir viviendo. No hay más. Solo esas bifurcaciones. No hay otra opción. Teoría básica de la sobrevivencia. Los pequeños pasos y las metas cortas como: “aquella piedra”, era lo que hacía que fueran caminando durante días para pedir auxilio. Roberto y su amigo, aparte de abandonar el campamento (donde cayeron después del estrepitoso accidente) hicieron a un lado sus grandes ideales como el reencontrarse con la familia de sangre y la supervivencia; enfocándose en conseguir la ardua meta de dar “un paso más… un paso más…”. Cosa curiosa. Lo anterior demuestra y comprueba que muchas veces el esfuerzo diario mediante el sufrimiento es lo que nos hace salir adelante.


Parafraseando a Víctor E. Frankl dice que, en situaciones extraordinarias, los actos o acciones extraordinarias, se vuelven normales. ¿Hasta qué punto hacer para sobrevivir? ¿Hasta dónde nos permite la vida, sobrevivir por nuestros propios méritos? He aquí la historia donde un equipo sobreviviente de Rugby, a los diecinueve años, sobrevivieron comiendo restos humanos. Los cuerpos de sus propios amigos. Y haciendo un pacto de generosidad afirmaron y concluyeron que la existencia de la Providencia divina los había puesto allí con la finalidad de no desfallecer. Como su único interés radicaba en el alma, no tenían remordimiento en entregar su cuerpo a los que quedaban vivos, para que cuando “llegara el día y yo con mi cuerpo pudiera salvar a alguien, gustoso lo haría”. De ese tamaño era su generosidad y desprendimiento de lo material.


Te invito a viajar por los Andes, a través de estas páginas llenas de consejos prácticos de vida por medio de la supervivencia. ¿Qué hubieras hecho tú en el accidente? ¿También te hubieras comido a tus amigos? ¿También hubieras dado la vida por tus amigos? ¿O te hubieras dado por vencido ante la adversidad del olvido?





ARTÍCULOS RECIENTES 

bottom of page