Frente a las bondades sociales de la Constitución de 1917, en su centenario, es justo reconocer que algunos artículos No pretendían una sanaseparación Iglesia-Estado, sino un control arbitrario y jacobino del Estado sobre la religión. Con todo, ni Carranza ni Obregón pretendieron aplicarlos por parecerles socialmente inviables. Pero Plutarco E. Calles sí. Tras tiranteces enturbiadoras e irreconciliables, estalló el zafarrancho posrevolucionario de 1926-29 conocido como La Guerra Cristera.
Sin duda un enfrentamiento de tal envergadura ha hecho correr múltiples versiones. Morfín encuadra el conflicto narrando con sabor sus antecedentes próximos y los hitos más relevantes. Sale al paso de algunos mitos historiográficos: ¿el atentado en la Villa fue anónimo?, ¿fue el obispo Sánchez del Río el culpable del conflicto?, ¿el movimiento cristero puso en jaque al gobierno?, ¿Obregón había firmado la paz justo antes de ser asesinado? ¿Fue un error pactar la paz con el gobierno de O. Rubio, pues los cristeros tenían “ganada la guerra”?
Tanto el primer acercamiento lector como el ya informado encontrarán en el texto argumentos asequibles y rigurosos, documentación y bibliografía sólidas, con una comprensión mesurada del conflicto, atenta a todas las voces relevantes.