Como apunté hace unos meses en mi columna Soliloquios, el impulso hacia la música clásica lo debo a mi amigo, cuasi decimonónico, Samuel Romo, quien por edad podría ser mi abuelo, al regalarme la magnífica biografía de Gustav Mahler escrita por Henry Louis de La Grange. Después de cierta pausa intempestiva, visitando la Ciudad de México, pasé a echar un vistazo al Mixup de Pabellón Polanco. Fue como regresar quince años atrás, pues cuando era un adolescente acompañaba a mi papá a comprar discos, y si bien me iba yo salía cargado con uno. Hice a un lado los estantes con música popular, y fui directamente a la sección de música clásica. Jamás creí cruzar aquél umbral. Luego de un vistazo superficial, decidí ejercer un homenaje a mi padre. Adquirí la cuarta sinfonía de Mahler, interpretado por la Filarmónica de Holanda y con la majestuosa voz de Alexandra Gorku. Francamente increíble.
Luego de platicar las peripecias descritas en el párrafo anterior, Samuel tuvo a bien prestarme y recomendarme la lectura Preludios, una historia de la música en 24 diálogos editado por Turner. Su lectura vino a ser para mí, melómano iniciado, un auténtico maestro de la historia de la música. Santiago Miralles reúne en veinticuatro capítulos una serie de conversaciones, documentadas y ficticias al mismo tiempo, entre compositores de la época. ¿Qué clase de conversación hubiesen tenido Haydn y Beethoven? ¿Qué se habrán dicho Alma y Gustav Mahler? Aunque la obra es más producto de la imaginación del autor, permiten bosquejar un cuadro interesante sobre los compositores y sus obras.
Al final del libro, el mismo Santiago, escribe un ensayo donde profundiza un poco más en la historia de cada uno de los compositores, de manera ágil y breve. Cual enciclopedia musical. Aunque no lo hice así, recomiendo ampliamente su lectura una vez aterrizado el invierno a la par de una copa de vino tinto, y con alguna sinfonía como telón de fondo. Preludios es una lectura recreativa, hecha para el descanso del hombre trabajador. Alejado de todo rigor academicista, el entusiasmo del autor es perenne. Transcribo una cita donde se entrevé la razón de ser:
Conocer las opiniones y los comportamientos de los grandes compositores puede ayudar a comprender lo que se esconde detrás de la música: su trabajo cotidiano, su inspiración, sus motivaciones y sus anhleos, que muchas veces se cifraban en el deseo de vivir en mundo diferente”.
Agradezco el apoyo de la Editorial Turner brindando a La Condesa Revista Literaria y los animo a seguir impulsando el estudio de los grandes compositores de la historia. Porque el poder de la música, permite penetrar a rincones insospechados dentro de la propia interioridad. Algo, naturalmente, tan necesario a estas alturas de la historia.
