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Cuatro Cuartetos


 

Descubrí a TS Eliot gracias a Jorge Flores Silva, mientras tomábamos un café en un lugarcito simpático sobre Miguel Ángel de Quevedo. Intenté conseguir alguna buena traducción al español de los poemarios de Eliot, fracasando en la mayoría de los intentos. Finalmente, hará unos pocos meses, la editorial Era tuvo a bien publicar un trabajo colosal venido de la pluma de nuestro querido José Emilio Pacheco.


Para quienes somos pésimos lectores de poesía, esa musa delicada y cansinamente inaccesible, ganamos una cierta aproximación hacia la profundidad del arte poético. Pacheco realizó la ardua labor de exprimir hasta verter la última gota de contenido de cada uno de los cuartetos. Wilhelm Furtwängler en Conversaciones sobre música no siente el menor pudor en mostrar su repudio hacia el público perezoso, integrado por quienes buscan una salida fácil y prefieren una obra accesible y les ahorre el enorme esfuerzo de interiorización y reflexión. Precisamente el carácter seductor de la poesía, radica en su enorme complejidad. El poeta tiene cierto decoro al confesar su interior, por eso esconde el fondo mediante envoltorios luminosos y embrollados valiéndose del ardor y la elegancia de la palabra. Leer poesía es lo más parecido a una expedición en busca de un tesoro. Lo interesante es que el mapa, no es el de una tierra, sino el del corazón de una persona, el poeta concretamente.


Harold Bloom hace algunas anotaciones interesantes en torno a la obra de TS Eliot. En las páginas de Genios, explica la repulsión contraída hacia a los dramas y los textos de crítica literaria del poeta anglocatólico; sin embargo, el crítico neoyorquino menea su bandera blanca y reconoce a Eliot como un poeta de genio singular a la talla de Frost. Bloom no pierde ocasión para relucir su obsesiva preferencia por Walt Whitman, Emily Dickinson y Hart Crane. No obstante, antes de cerrar sus comentarios dedicado a la poesía eliotiana, añade que Cuatro Cuartetos es parte de la poesía como búsqueda de la gracia; y más adelante continúa diciendo que los cuartetos vienen a ser representaciones de la redención cristiana. Coincido plenamente con Harold Bloom, la poesía de Eliot está empapada de elementos cristianos, puestos de un modo delicado, sin caer en lo mustio, se entrevé una carga de esperanza en miras a la visión beatífica. Además tuve un dejo de proyección, pues cada individuo al volver a lugares concretos experimenta la melancolía del tiempo. Los cuatro cuartetos tienen que ver con este extraño padecimiento.

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