Hace unas semanas llegó a mis manos “El hechizo de la comprensión”, una biografía de Hannah Arendt. Tratar de resumir la vida de una de las pensadoras más importantes del siglo XX en poco más de cuatrocientas páginas no es sencillo. Podría parecer que muchos sucesos importantes se quedarían fuera o serían tratados a la ligera. Pero al contrario, la manera de narrar de Teresa es simplemente fenomenal. Dividida en cuatro partes, ésta biografía recorre, tanto cronológica como intelectualmente, los pasos de Hannah.
Comenzando con su primera educación y cómo fue adquiriendo sus influencias al momento de pensar el mundo. Mostrando grandes aptitudes intelectuales “Arendt recibió el doctorado en 1928, con sólo veintidós años. Se le otorgó la tercera mejor calificación.”(Gutiérrez, 2009, p. 49) Siempre tratando de entender un poco mejor cuál es el sentido de la vida y el mundo, Hannah gozaba de la charla intelectual y el cuestionamiento de las cosas más simples. Siempre cayó fascinada por el tema del amor, y san Agustín fue uno de esos pensadores que dejaron especialmente huella y mayor influjo en toda la obra Arendtiana. Alumna y poco más de Martin Heiddeger, el fenomenólogo también marcó especialmente la vida y pensamiento de Arendt; siendo la suya una relación complicada con la evolución del nazismo y la adhesión al partido por parte de Heidegger. Siempre se preocupó por mantenerse rodeada de intelectuales y artistas. Otro de sus grandes amigos y cuya muerte causó un gran impacto fue la de Karl Jaspers, quien también en su correspondencia mantenía con Hannah un diálogo filosófico de alto nivel. A pesar de que nunca tuvieron hijos y que en realidad siempre sintió algo por Martin, su esposo fue también un gran fundamento en sus indagaciones. Encontró en él un compañero e interlocutor crítico de sus ideas, a su muerte Hannah se creería incapaz de volver a pensar con una profundidad exigente sin la ayuda y el constante reto intelectual que era contrastar sus ideas con las de Heinrich. Organizadora de tertulias culturales en dónde se discutía de todo siempre se rodeó de amigos que le exigían una reflexión constante de la realidad, y eso fue lo que plasmo en toda su obra. Exiliada de su tierra natal, se adaptó con algo de trabajo al ritmo de vida y costumbres que encontró en Estados Unidos en dónde ejerció el periodismo; aunque el destierro siempre fue algo que le movió a la reflexión. Escribe Llano en la introducción: “Comprendió que por encima de lo que los humanos llaman patria existe un reino particular en el que el visado de entrada es la simple dignidad de existir” (Gutiérrez, 2009, p. 16) Con un recuento y estudio de su toda su obra y correspondencia así como testimonios de sus amigos y colaboradores más cercanos, Teresa, narra la vida de Arendt de manera amena, interesante y apasionada. Al no reconocerse como una judía religiosa sino simplemente por la raza y después por su falta de identidad alemana; la identidad personal fue tema recurrente de sus reflexiones. Toda su obra tiene algo de ella pues como dijo alguna vez “Yo no creo que sea posible ningún curso de pensamiento sin la experiencia personal” (Gutiérrez, 2009, p. 137). La investigación de Teresa explora la intimidad de Hannah que no sólo muestra en sus cartas sino en toda su obra pues ella misma plasmaría ahí su propia biografía.
Lectura imperdible para comprender mejor el pensamiento político y la vida de una de las pensadoras más importantes de la historia y uno de los personajes más influyentes y polémicos del siglo pasado. El hechizo de la comprensión es una biografía y exploración amena y amable que informa al lector del monumento al pensamiento, la autocrítica y reflexión que fue Hannah Arendt.
