También conocida como “Las Hébridas” es una obertura de concierto compuesta por Félix Mendelssohn Bartholdy alrededor de 1830. Por aquél entonces se puso de moda escribir las oberturas como piezas completas, sin que una ópera fuera necesaria para justificarlas, cosa no común en tiempos de Mozart o Beethoven. El joven y magnífico Mendelssohn contribuiría a la popularización de este género con “Las Hébridas”, también llamada “La Cueva de Fingal”, pero el compositor también es quien más ha dado fama a un lugar existente en verdad y con apariencia de encantamiento.
La Cueva de Fingal está ubicada en una isla escocesa llamada Staffa y aunque la ciencia puede probar su de origen volcánico, la imaginación popular proclama a Fionn mac Cumhail como el constructor de esta maravilla natural. Según algunas versiones de la historia, Fionn (o Fingal) era un héroe de estatura normal, pero en otras aparece como un gigante. Al darse un altercado entre Fionn y otro coloso, ambos se retaron a duelo y para encontrarse construyeron la “Calzada del Gigante”, un puente que unía Escocia e Irlanda (el cual también existe pero bajo el mar y está hecho igualmente de lava volcánica).
En el siglo XIX, el “siglo romántico”, la filosofía aplicada a la estética y las artes consistía en dar a lo ordinario un halo extraordinario. Se buscaban en cada rincón las historias de amor, de valentía, de tiempos ancestrales y magia. Bajo el influjo de esta atmósfera, Mendelssohn fue uno de los personajes célebres contados entre los visitantes en la Cueva de Fingal, conocida por los antiguos celtas como “Cueva de la Melodía”. Yendo en una pequeña embarcación entre aquellas columnatas geométricas con apariencia de haber sido creadas por el pincel de Pablo Picasso la imaginación del compositor debió echar a volar como pocas veces en su vida, solo las también de moda travesías por el Rin con los castillos medievales en sus orillas podría compararse a esta experiencia.
Iniciada en la tonalidad de Si menor, la obertura en sus primeras frases musicales turna a las cuerdas con las maderas para introducirnos en un ambiente sugestivo. Los timbales, el corazón de la orquesta, laten aceleradamente como esperando el resultado del duelo entre dos gigantes. Mendelssohn nos entrega aquí una de las muchas muestras de su genialidad melódica (no tan común en los compositores pianistas, que suelen ser más armónicos). El tema principal siempre espera para reaparecer a lo largo de la obra. Los metales dan un tinte de epopeya épica como muchos músicos emularían después. Todo esto nos arrastra a lo largo de la leyenda, de la fría y neblinosa isla de Staffa y hasta la cadencia final donde nos espera una frase intensa reforzada con detalles tan dulces que nuestra esperanza empieza a brillar ¿Acaso ha ganado Fingal, nuestro héroe?
Bibliografía: MINGREN, Wu “Fingal’s Cave: A Spectacular Sea Cave of Irish Legends and Modern Inspiration” Publicado el 21 de abril de 2016 en ancient-origins.net https://www.ancient-origins.net/ancient-places-europe/fingal-s-cave-spectacular-sea-cave-irish-legends-and-modern-inspiration-005748