La historia nos propone en ocasiones, a distancia de muchos años, entre una época y otra, el mismo conjunto de situaciones que dan pie a empresas grandiosas. Pero nunca se repite del mismo modo.
Como en tiempos de Troya, Filipo rey de los Macedonios y padre de Alexandros, persigue unificar los estados helénicos en una liga y conducirlos contra el gran imperio Persa. “El hijo del sueño” se da cuenta que han pasado exactamente mil años desde aquella batalla troyana y que tiene la misma edad de Aquiles cuando luchó. Se identifica a través del tiempo con aquel semidiós. Los perfumes de la vanidad lo seducen, sacudiendo su espíritu en un narcicismo sin límite; al hombre de ardientes sueños terminarán por consumirle sus violentas pasiones.
Alejandro Magno, “el hijo del trueno” como algunos lo llamaban, nace en un maravilloso año lleno de buenos presagios. Todo lo hacía sospechar que le aguardaba un futuro semejante al de un dios, una vida alejada de todo vestigio mortal.
La táctica del rey de los Macedonios, Filipo, es dejar un heredero dotado de las más grandes virtudes. Así, decide implementar en la educación de su hijo dos pilares muy claros. El primero: un general del ejército. Así fue como consiguió desbravar la indómita espada, aprender a cabalgar, conocer las estrategias de guerra y quitar la vida de sus semejantes. El segundo pilar fue para elevar sus conocimientos como los atenienses, entrar al mundo de las artes, la filosofía y la política. Un tutor le será impuesto, ayudándole a alcanzar plenitud tanto de mente como de espíritu. Éste filósofo y preceptor, será su conciencia a lo largo de su vida. Sólo un hombre en aquella época era capaz de intentar guiar y sojuzgar aquel espíritu. El único objetivo de Aristóteles será lograr una formación para hacer, de Alejandro, el mayor conquistador de todos los tiempos.
Un puñado de hombres, solamente, ha logrado influir con su vida a toda la humanidad. Transformar su energía, su fuerza, para mover el mundo. En esa porción diminuta de líderes, se encuentran patrones muy claros: lazos muy fuertes de amistad, una profunda espiritualidad, firmes convicciones, una educación esmerada, objetivos muy claros, sentido de justicia. En este primer libro encontraremos un mundo lleno de aventuras y a un Alejandro Magno que no podemos permanecer indiferentes de conocer la grandiosidad de su imperio extendido por Europa y Asia.